viernes, 9 de septiembre de 2011
Ley de vida.
En el instituto, en tercer curso, nos explicaron la teoría de un
sociólogo, un tal Maslo, que decía que todos buscamos las siete mismas
cosas en la vida. Él lo llamo la jerarquía de necesidades humanas. Lo
primero que buscamos es la supervivencia, la salud para que nos permita
seguir viviendo. Lo segundo es la seguridad, sentirnos protegidos, a
salvo en nuestra casa. Después está el amor, que según Maslo, nadie
puede vivir sin tener amor, o sin buscar el amor. La cuarta es el
respeto, que los demás valoren lo que hacemos, nuestras decisiones,
aunque nos equivoquemos. Le sigue la necesidad de entender, de conseguir
explicar porque la gente toma decisiones que nos duelen. Por penúltima
necesidad humana es la estética o espiritual, sentirnos parte de algo
especial y único, el plan perfecto de nuestras vidas. Y la última la
autorrealización, intentar encontrar nuestra autentica naturaleza, lo
que somos. Hace cuatro semanas, dos días, y siete horas que él se
marcho a Carolina para convertirse en un agente de la CNI. Maslo diría
que está llevando a cavo la séptima de las necesidades humanas, pero
Maslo no tiene ni idea de lo que significa despertarse abrazada a él,
así que se pude meter su teoría por donde le quepa, porque lo único que
buscamos todos en la vida, lo único, es ver a la persona que queremos
cuando abrimos los ojos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Mi vida es mía y de nadie más
¿Quién ha dicho
que no puedo?, si quiero ahora mismo pongo mi canción favorita, tan alta como se pueda y empiezo a cantarla a gritos si eso me hace feliz, ahora mismo puedo desenamorarme, llamar a cualquier chico que conozca y finjir estar enamorada de él, ¿Quién me lo impide?, puedo comerme ahora una enorme tarrina de helado de chocolate y no sentirme culpable, fumarme uno tras otro los cigarros que quedan en mi cajetilla, puedo quedarme despierta hasta las cinco de la mañana si me apetece, ¿Quién va a ser capaz de juzgarme?, puedo ponerme un vestido más corto de lo permitido y parecer una princesa, y bailar claqué en una calle alborotada de gente, sin música, sin saber bailar, sin importarme quién me mire, puedo ir a un parque sólo para sentir que vuelo en los columpios, para volver a mi infacia tan solo unos segundos, o ir al cine sólo para estar en la oscuridad y no sentirme sola, quedar con diez chicos a la misma hora y dejarlos a todos plantados por dar un paseo con mi perro, ¿Quién ha dicho que eso no es normal?, sinceramente prefiero hacer cosas fuera de lo normal, porque la palabra normal suena aburrida, ¿Quién ha dicho que no soy libre?, ¿Quién?, ¿Quién ha dicho que no puedo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario