jueves, 1 de diciembre de 2011
Quédate conmigo y me orientas
¿En qué momento tu vida deja de tener sentido?¿Cuando crees haber perdido el rumbo? En el que ya no distingues el norte del sur, el sol del atardecer del anochecer. Quizás si hubiera hecho alguna huelga de hambre, en la que pido alimentarme de ti, puede que me hubieras prestado algo de atención. O me hubiera inyectado en vena el flujo de tu vida, como cuando sólo éramos uno. A lo mejor, si mis manos hubiesen dejado de acariciarte a su debido tiempo, ahora no estaría lamentando tu ausencia. O si no hubiera comprado helados para dos, ahora no tendría la mano llena de chocolate derretido esperando que vuelvas. Quizás sino hubiéramos leído juntos en el colchón los lunares de cada cuerpo, ahora no tendría que contar las cicatrices de cada herida. Y si no hubiéramos hecho las paces tantas veces, ahora no me tendría que acostumbrar a seguir eternamente peleados. A lo mejor, si no hubieses llegado a conocerme aquel día, tus manos no se hubiesen agarrado a mi cintura, tus labios no se habrían abrazado a los míos y hoy, no tendría tanta sed. Si no hubieras dormido tantas noches en mi cama hasta que tu olor quedó esparcido por todas las sábanas, hoy olerían a detergente en vez de a ti. Y quizás si mi perfume hubiera sido más caro, tus huellas dactilares menos intactas al contacto de mi piel, tus palabras más románticas, tus detalles más habituales, mi cara más bonita, mis piernas más delgadas. Quizás, en ese instante en el que la tormenta se desató arrasando con nosotros nos hubiera pillado abrazados el uno al otro, y quizás hubiéramos sobrevivido a la tempestad que causó tu viento queriendo huir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Mi vida es mía y de nadie más
¿Quién ha dicho
que no puedo?, si quiero ahora mismo pongo mi canción favorita, tan alta como se pueda y empiezo a cantarla a gritos si eso me hace feliz, ahora mismo puedo desenamorarme, llamar a cualquier chico que conozca y finjir estar enamorada de él, ¿Quién me lo impide?, puedo comerme ahora una enorme tarrina de helado de chocolate y no sentirme culpable, fumarme uno tras otro los cigarros que quedan en mi cajetilla, puedo quedarme despierta hasta las cinco de la mañana si me apetece, ¿Quién va a ser capaz de juzgarme?, puedo ponerme un vestido más corto de lo permitido y parecer una princesa, y bailar claqué en una calle alborotada de gente, sin música, sin saber bailar, sin importarme quién me mire, puedo ir a un parque sólo para sentir que vuelo en los columpios, para volver a mi infacia tan solo unos segundos, o ir al cine sólo para estar en la oscuridad y no sentirme sola, quedar con diez chicos a la misma hora y dejarlos a todos plantados por dar un paseo con mi perro, ¿Quién ha dicho que eso no es normal?, sinceramente prefiero hacer cosas fuera de lo normal, porque la palabra normal suena aburrida, ¿Quién ha dicho que no soy libre?, ¿Quién?, ¿Quién ha dicho que no puedo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario