miércoles, 27 de abril de 2011
Felicidad, que bonito nombre tienes...
Puede que no sea morena, que no tenga ojos azules, o claros, que no tenga un tipazo que quite el hipo, que no me guste el helado de vainilla, las aceitunas o la lasaña, puede que no sepa bailar bien, que no tenga talento para el tango, que no me guste la música clásica, es más; me duerme, puede que sea desordenada y un desastre, que pierda las cosas y las encuentre cuando ya no me sirven, que me caiga cada dos por tres, o tropiece continuamente, aunque eso sí, siempre me voy a levantar, alguna vez me han vendado un pie por un accidente muy absurdo, puede que me altere la coca cola, puede que me ilusione demasiado, puede que le dé demasiada importancia a cosas absurdas, que me guste que me besuqueen, puede que deteste la ensalada y adore la sopa, puede que siempre se me olvide como se juega al póquer, o que sea mala al ajedrez o a las damas, es más; nunca he aprendido a jugar, puede que sea una cantosa, que grite al hablar y encima lo haga rápido, puede que no tenga buena letra, y que dibuje de pena, que sea mala con las mates y la física, que odie los números y que necesite los dedos para sumar 7 y 13, puede que no me sepa de memoria el número de mi móvil, y que no sepa poner los acentos en francés, puede que lleve lentillas y que no sea perfecta, ¿Y qué?, ¿Quién lo es?, soy feliz, y con eso me sobra.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Mi vida es mía y de nadie más
¿Quién ha dicho
que no puedo?, si quiero ahora mismo pongo mi canción favorita, tan alta como se pueda y empiezo a cantarla a gritos si eso me hace feliz, ahora mismo puedo desenamorarme, llamar a cualquier chico que conozca y finjir estar enamorada de él, ¿Quién me lo impide?, puedo comerme ahora una enorme tarrina de helado de chocolate y no sentirme culpable, fumarme uno tras otro los cigarros que quedan en mi cajetilla, puedo quedarme despierta hasta las cinco de la mañana si me apetece, ¿Quién va a ser capaz de juzgarme?, puedo ponerme un vestido más corto de lo permitido y parecer una princesa, y bailar claqué en una calle alborotada de gente, sin música, sin saber bailar, sin importarme quién me mire, puedo ir a un parque sólo para sentir que vuelo en los columpios, para volver a mi infacia tan solo unos segundos, o ir al cine sólo para estar en la oscuridad y no sentirme sola, quedar con diez chicos a la misma hora y dejarlos a todos plantados por dar un paseo con mi perro, ¿Quién ha dicho que eso no es normal?, sinceramente prefiero hacer cosas fuera de lo normal, porque la palabra normal suena aburrida, ¿Quién ha dicho que no soy libre?, ¿Quién?, ¿Quién ha dicho que no puedo?
Por eso María, porque eres como eres, no cambies. ¿Qué importa lo que piensen los demás? ¿Acaso van a llevar puestos tus pantalones? ¿Van a pensar por tí? ¿Van a vivir TU vida? Pues eso: tú eres tú, única e irrepetible.
ResponderEliminarBesos mil.