Que nadie puede elegir de quién enamorarse, que el primer beso se da con la mirada, que el respeto se gana, que el amor se siente, que el extrañar es bueno. La gente sabia dice que no hay que llorar por el pasado, no hay que preocuparse por el futuro, sólo hay que vivir el presente, hay que sembrar para cosechar, amar para ser amado, hay que perder para ganar, llorar para saber sonreír, caer para aprender. Las personas que saben dicen que hay que confiar en el tiempo, porque suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades, que el tiempo es oro y que pone a cada persona en su lugar. Todos nos dicen que nadie puede dañarnos sin nuestro consentimiento, que si alguien nos lastima es porque nosotros le otorgamos ese beneficio. Dicen que el amor no es sufrir, que el amor no es perdonar lo “imperdonable” porque hay cosas que no se perdonan, no se olvidan, no se borran ni de la cabeza ni del corazón, pero que de esas cosas se acaban aprendiendo para la próxima. Dicen que uno no aprende hasta que tropieza, que cometer errores es casi la única manera de aprender algo, que el que no arriesga, no gana y que el que tiene miedo a fracasar, nunca llegará a nada. Decía John Lennon que la vida es lo que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes, y tenia razón, planeas con quien te casarás, la casa en la que vivirás, el colegio al que irán tus hijos, planeas hasta el color que tendrá el puto sofá. Pero los planes, son solo un dibujo en una servilleta de papel, y por mucho que te empeñes, al final tus planes le importan una mierda al resto del mundo, y puedes ponerle cabeza, corazón o un taco de servilletas emborronadas con sueños, que la vida tiene otros planes para ti.
martes, 22 de noviembre de 2011
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Mi vida es mía y de nadie más
¿Quién ha dicho
que no puedo?, si quiero ahora mismo pongo mi canción favorita, tan alta como se pueda y empiezo a cantarla a gritos si eso me hace feliz, ahora mismo puedo desenamorarme, llamar a cualquier chico que conozca y finjir estar enamorada de él, ¿Quién me lo impide?, puedo comerme ahora una enorme tarrina de helado de chocolate y no sentirme culpable, fumarme uno tras otro los cigarros que quedan en mi cajetilla, puedo quedarme despierta hasta las cinco de la mañana si me apetece, ¿Quién va a ser capaz de juzgarme?, puedo ponerme un vestido más corto de lo permitido y parecer una princesa, y bailar claqué en una calle alborotada de gente, sin música, sin saber bailar, sin importarme quién me mire, puedo ir a un parque sólo para sentir que vuelo en los columpios, para volver a mi infacia tan solo unos segundos, o ir al cine sólo para estar en la oscuridad y no sentirme sola, quedar con diez chicos a la misma hora y dejarlos a todos plantados por dar un paseo con mi perro, ¿Quién ha dicho que eso no es normal?, sinceramente prefiero hacer cosas fuera de lo normal, porque la palabra normal suena aburrida, ¿Quién ha dicho que no soy libre?, ¿Quién?, ¿Quién ha dicho que no puedo?
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